Víctor Navero. Como un joven del Madrid de los 80, me sigo acostando con el peluche de otro un año después. Me nutro de la ciudad y de sus habitantes. Muto. El amor no existe. Se necesitan 12 minutos para dejar de creer en el amor. Sólo creo en mí mismo, en mis manos, en mis pies, los que me llevan a todas partes. Engullir, engullir...
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