Como el paparazzi de mi propia vida, disparo el flash que blanquea mi piel y me quema los ojos. Disfruto la pose mientras dura, porque sé que la artrosis deformará mi esqueleto al volver a casa.
He desperciado la entrevista de mi vida, 45 minutos de silencios rotos por la falta de ganas de seguir el guión previsto. El reloj del escenario nos robó cada minuto, y el foco lunar nos regaló la aparente seguridad de que lo nuestro nunca funcionará.Yo te abracé en el coche, pero tú te crees Lady Di.
Ladybird en portada.
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