
Cuentos chinos, de la China. Tú y yo. Y lo demás... Todo lo que nos rodea, lo que ha dejado de rodearnos. Hoy, tus golpes de tós, tus currículos. Tengo ganas de verte, batidos de frutas, el perro verde, la casa de tu hermano. El perro del hortelano. Tus amigos enanos, cotilleos mientras paseamos. Celestina marujona.
Anoche un ciervo perdió una de sus cornamentas. Hoy, desayuno, croissants, polvos italianos, ladrillos y vigas de madera. Troqueles ingleses, compañero de viaje. Barroquismo, exceso, libros. Necesito más metros cuadrados de corazón.
Y para qué, si el amor no existe. Cuentos chinos, de la China. Me duermo.
1 comentario:
Un silencio en la noche inunda mi habitación, un despertador que parpadea y no esta en hora porque es el que me despertaba para ir a trabajar y sonaba demasiado temprano, por eso lo tengo castigado, hasta que me vuelva a castigar el a mi. Esperando a que amanezca para vivir un nuevo día. Vivir un nuevo día, ya que puedo hacerlo a pesar de que mi cuerpo se quiso suicidar, ¿por qué? si no lo he tratado tan mal. A lo mejor para llamar mi atención, para cambiar esta vida acomodada y recordarme que lo bonito del viaje no es el destino, sino el camino y no conformarme con un solo paisaje, sino con varios, no recorrerlo con el primer peregrino que me encuentre sino caminar un poquito con cada uno de los que me vaya encontrando.
Para que siempre valore y recuerde a quienes me enseñaron a caminar, a quien enseñaron ates de mi y a quien estan enseñando.
Las piedras que voy pisando duelen mucho pero las heridas antiguas se acaban cerrando y las plantas de mis piés se van endureciendo con el tiempo.
No se si mi cuerpo se ha curado del todo o pensará en un proximo intento de suicidio, pero no me voy a quedar sentado esperando a ver que hace, mejor que se siente el y vea todo lo que voy a hacer yo.
Publicar un comentario